Muchas empresas me llaman para recibir formación en italiano. Aproximadamente el 50% de mis clientes son de este tipo.

 Si me conoces un poco, sabrás que me encanta la actividad empresarial, no solo por mi formación jurídico-mercantil, sino también porque creo en el trabajo en equipo y no existe un entorno mejor que el empresarial para desarrollar este aspecto.

Durante los meses (a veces años) en los que trabajo en una compañía, me involucro tanto que de vuelta a casa sigo pensando en sus proyectos y empiezo mi formación en su campo de actividad empresarial o comercial. Quizás te pueda parecer pesado o aburrido, pero a mi  es la cosa que más me apasiona y me enriquece también como profesora, por ejemplo en relación con el léxico especifico o las necesidades lingüísticas diferenciadas según sectores economicos.

La robótica, energía renovable, iluminación, agricultura, automovilismo de competición y muchos más son los ámbitos en el que he trabajado en estos años.

Mis estudiantes recordaran libros, juegos, videos y artículos orientados a su campo de actividad que les he propuesto en clase para aprender italiano disfrutando.

Cada empresa tiene su personalidad, pero hasta en las más serias y desbordadas por la carga de trabajo he conseguido que durante la sesión de italiano, los alumnos se relajasen y se olvidasen de que estaban estudiando, aunque realmente fuese una necesidad asociada a su trabajo. Y así es, pues en el contexto laboral, la formación es una obligación: si tienes negocios con Italia, tienes que usar la lengua y hacerlo bien.

A veces eres tu el gerente que decides o requieres que se estudie italiano, pero a veces llega el jefe de los Recursos Humanos y simplemente te informa de que tienes que empezar el curso de italiano. El reto en este último caso es altísimo porque la motivación es el motor principal del aprendizaje y puede parecer que en  un contexto de trabajo sería difícil encontrarla. Sin embargo, te aseguro que en el 99% de los casos, los trabajadores, mis estudiantes, han acabado deseando aprender más, hasta llegar a organizar viajes de ocio a Italia.

El 70% de la formación que imparto en las compañías es a traves de FUNDAE (antes FORCEM – Fundación Tripartita), que es una Fundación Estatal dedicada a subvencionar las actividades formativas que las empresas ofrecen a sus empleados (gratuitamente). 

La formación bonificada o programada es una herramienta que permite a los trabajadores de una empresa desarrollar su carrera profesional con formación que puede llegar a ser bonificada hasta el 100% de su totalidad. Esto se da gracias a un crédito que se les concede a las empresas para invertir en formación para sus trabajadores y se obtiene a partir de aportaciones de empresas y trabajadores a la seguridad social.

Esta iniciativa está desarrollada por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo. Todas las empresas tiene crédito formativo y este crédito tiene 1 año de durabilidad, si en ese año no se utiliza, se pierde. Aunque este crédito puede llegar a ser acumulable siempre y cuando se le comunique a FUNDAE a principios de año.

 

Si no sabes de que te estoy hablando, te dejo el link, porque seguro que te interesará mucho www.sepe.es/fundae